KAIVALYAPÂDAH IV
IV. 1 Facultades mentales excepcionales pueden ser adquiridas por medio de: la herencia genética, el empleo de plantas (como está prescrito en los Vedas), la recitación de encantamientos, la práctica rigurosa de austeridades y por ese estado de la mente que permanece en contacto con su objeto, sin distracciones (samâdhi).
IV. 2 El cambio que va de un conjunto de características a otro es esencialmente un ajuste de las cualidades fundamentales de la materia.
IV. 3 Pero tal inteligencia sólo puede retirar los obstáculos que impiden ciertos cambios. Su papel no es mayor que el de un campesino que abre una brecha en un embalse para que el agua pueda fluir hacia el campo, donde es necesaria.
IV. 4 Con facultades mentales excepcionales, una persona puede influir en el estado mental de otros seres.
IV. 5 Esta influencia depende también del estado de quien la recibe.
IV. 6 La influencia sobre otro de aquél cuya mente haya alcanzado el estado de dhyâna, nunca puede aumentar la ansiedad u otros obstáculos. De hecho se reducen.
IV. 7 Y estas personas actúan sin motivación alguna, mientras que otras personas, igualmente dotadas de facultades excepcionales, actúan con algún que otro móvil.
IV. 8 Porque la tendencia de la mente a actuar basándose en los cinco obstáculos, como la comprensión defectuosa, no ha sido eliminada. Estos obstáculos reaparecerán en el futuro y producirán sus desagradables consecuencias.
IV. 9 La memoria y las impresiones latentes están fuertemente unidas. Esta unión persiste incluso cuando, entre dos acciones semejantes, hay un intervalo de tiempo, de espacio o de contexto.
IV. 10 Hay una gran ansia de inmortalidad en todos los hombres de todas las épocas. Por consiguiente, estas impresiones no pueden atribuirse a una época particular.
IV. 11 Estas tendencias son simultáneamente mantenidas y protegidas por las comprensiones defectuosas, por los estímulos externos, por el apego a los frutos de la acción y por la cualidad de la mente que alienta la hiperactividad. Su reducción convierte automáticamente en ineficaces las impresiones indeseables.
IV. 12 La sustancia de lo que ha desaparecido y de lo que puede aparecer existe siempre. Que estas cosas sean o no evidentes depende de la dirección del cambio.
IV. 13 Que se manifiesten o no las características particulares depende de las mutaciones de las tres cualidades.
IV. 14 Las características de una sustancia en un momento dado representan, de hecho, un solo cambio en estas cualidades
IV. 15 Las características de un objeto aparecen de forma diversa, según los estados mentales del observador.
IV. 16 Si el objeto no fuese más que la concepción mental de alguien en particular, ¿existiría dicho objeto en ausencia de dicha percepción?
IV. 17 Que un objeto sea o no percibido depende tanto de su accesibilidad como de la motivación de la persona.
IV. 1 Facultades mentales excepcionales pueden ser adquiridas por medio de: la herencia genética, el empleo de plantas (como está prescrito en los Vedas), la recitación de encantamientos, la práctica rigurosa de austeridades y por ese estado de la mente que permanece en contacto con su objeto, sin distracciones (samâdhi).
IV. 2 El cambio que va de un conjunto de características a otro es esencialmente un ajuste de las cualidades fundamentales de la materia.
IV. 3 Pero tal inteligencia sólo puede retirar los obstáculos que impiden ciertos cambios. Su papel no es mayor que el de un campesino que abre una brecha en un embalse para que el agua pueda fluir hacia el campo, donde es necesaria.
IV. 4 Con facultades mentales excepcionales, una persona puede influir en el estado mental de otros seres.
IV. 5 Esta influencia depende también del estado de quien la recibe.
IV. 6 La influencia sobre otro de aquél cuya mente haya alcanzado el estado de dhyâna, nunca puede aumentar la ansiedad u otros obstáculos. De hecho se reducen.
IV. 7 Y estas personas actúan sin motivación alguna, mientras que otras personas, igualmente dotadas de facultades excepcionales, actúan con algún que otro móvil.
IV. 8 Porque la tendencia de la mente a actuar basándose en los cinco obstáculos, como la comprensión defectuosa, no ha sido eliminada. Estos obstáculos reaparecerán en el futuro y producirán sus desagradables consecuencias.
IV. 9 La memoria y las impresiones latentes están fuertemente unidas. Esta unión persiste incluso cuando, entre dos acciones semejantes, hay un intervalo de tiempo, de espacio o de contexto.
IV. 10 Hay una gran ansia de inmortalidad en todos los hombres de todas las épocas. Por consiguiente, estas impresiones no pueden atribuirse a una época particular.
IV. 11 Estas tendencias son simultáneamente mantenidas y protegidas por las comprensiones defectuosas, por los estímulos externos, por el apego a los frutos de la acción y por la cualidad de la mente que alienta la hiperactividad. Su reducción convierte automáticamente en ineficaces las impresiones indeseables.
IV. 12 La sustancia de lo que ha desaparecido y de lo que puede aparecer existe siempre. Que estas cosas sean o no evidentes depende de la dirección del cambio.
IV. 13 Que se manifiesten o no las características particulares depende de las mutaciones de las tres cualidades.
IV. 14 Las características de una sustancia en un momento dado representan, de hecho, un solo cambio en estas cualidades
IV. 15 Las características de un objeto aparecen de forma diversa, según los estados mentales del observador.
IV. 16 Si el objeto no fuese más que la concepción mental de alguien en particular, ¿existiría dicho objeto en ausencia de dicha percepción?
IV. 17 Que un objeto sea o no percibido depende tanto de su accesibilidad como de la motivación de la persona.
IV. 18 Las actividades mentales son siempre conocidas por "Lo que percibe", que es inmutable y amo de la mente.
IV. 19 Además, la mente es parte de lo que es percibido y no tiene, por sí misma, el poder de percibir.
IV. 20 La premisa según la cual la mente podría jugar dos papeles es insostenible, porque la mente no puede fabricar y ver lo que fabrica a la vez.
IV. 21 En una persona que poseyera tal serie de mentes de existencia momentánea, habría desorden y dificultad para mantener una memoria coherente.
IV. 22 Cuando la mente no está en relación con los objetos externos y no refleja ninguna forma externa a "Lo que percibe", entonces toma la forma del propio "Lo que percibe".
IV. 23 Así pues, la mente sirve para dos propósitos: presentar el mundo exterior a "Lo que percibe" y también reflejar o presentar "Lo que percibe" a sí mismo, para su propia iluminación.
IV. 24 Aunque la mente haya acumulado varias impresiones de diversos tipos, está continuamente a disposición de "Lo que percibe". Esto se debe al hecho de que la mente no puede funcionar sin el poder de "Lo que percibe".
IV. 25 Una persona que posee una claridad extraordinaria está libre del deseo de conocer la naturaleza de "Lo que percibe".
IV. 26 Y su claridad les lleva hacia su único centro de interés: alcanzar un estado de libertad y permanecer en él.
IV. 27 En la hipótesis, poco probable, de que se desviase de este objetivo, las impresiones perturbadoras del pasado amenazan con reaparecer.
IV. 28 No hay que transigir ante los errores, por pequeños que sean, porque perjudican tanto como los cinco obstáculos.
IV. 29 nace un estado mental lleno de claridad sobre toda cosa y en todo momento. Es como una lluvia de pura claridad.
IV. 30 Este es verdaderamente, el estado desembarazado de acciones basadas sobre los cinco obstáculos.
IV. 31 Cuando una mente se ha liberado de las nubes que impiden la percepción, todo es conocido, ya no queda nada por conocer.
IV. 32 Las tres cualidades fundamentales dejan de estar sometidas a la secuencia alternante de sufrimiento-placer.
IV. 33 Una secuencia consiste en la sustitución de una característica por otra que le sigue. Está ligada al momento la sustitución de unas características por otras es, igualmente, la base del momento.
IV. 34 Cuando se ha conseguido el objetivo supremo de la vida, las tres cualidades fundamentales ya no incitan nunca más a la mente a reaccionar. Es la libertad. En otras palabras, "Lo que percibe" se presenta sin ninguna coloración de la mente.
IV. 19 Además, la mente es parte de lo que es percibido y no tiene, por sí misma, el poder de percibir.
IV. 20 La premisa según la cual la mente podría jugar dos papeles es insostenible, porque la mente no puede fabricar y ver lo que fabrica a la vez.
IV. 21 En una persona que poseyera tal serie de mentes de existencia momentánea, habría desorden y dificultad para mantener una memoria coherente.
IV. 22 Cuando la mente no está en relación con los objetos externos y no refleja ninguna forma externa a "Lo que percibe", entonces toma la forma del propio "Lo que percibe".
IV. 23 Así pues, la mente sirve para dos propósitos: presentar el mundo exterior a "Lo que percibe" y también reflejar o presentar "Lo que percibe" a sí mismo, para su propia iluminación.
IV. 24 Aunque la mente haya acumulado varias impresiones de diversos tipos, está continuamente a disposición de "Lo que percibe". Esto se debe al hecho de que la mente no puede funcionar sin el poder de "Lo que percibe".
IV. 25 Una persona que posee una claridad extraordinaria está libre del deseo de conocer la naturaleza de "Lo que percibe".
IV. 26 Y su claridad les lleva hacia su único centro de interés: alcanzar un estado de libertad y permanecer en él.
IV. 27 En la hipótesis, poco probable, de que se desviase de este objetivo, las impresiones perturbadoras del pasado amenazan con reaparecer.
IV. 28 No hay que transigir ante los errores, por pequeños que sean, porque perjudican tanto como los cinco obstáculos.
IV. 29 nace un estado mental lleno de claridad sobre toda cosa y en todo momento. Es como una lluvia de pura claridad.
IV. 30 Este es verdaderamente, el estado desembarazado de acciones basadas sobre los cinco obstáculos.
IV. 31 Cuando una mente se ha liberado de las nubes que impiden la percepción, todo es conocido, ya no queda nada por conocer.
IV. 32 Las tres cualidades fundamentales dejan de estar sometidas a la secuencia alternante de sufrimiento-placer.
IV. 33 Una secuencia consiste en la sustitución de una característica por otra que le sigue. Está ligada al momento la sustitución de unas características por otras es, igualmente, la base del momento.
IV. 34 Cuando se ha conseguido el objetivo supremo de la vida, las tres cualidades fundamentales ya no incitan nunca más a la mente a reaccionar. Es la libertad. En otras palabras, "Lo que percibe" se presenta sin ninguna coloración de la mente.